domingo, 30 de septiembre de 2012

Aprende a vivir bajo la cobertura de Dios

30/09/12 
Predicadora: Iris Juárez 

En Génesis 1:3 el Señor comienza la creación por medio de Su palabra, para que todo fuese. Y así comienza una dinámica por medio de Su palabra y sitúa, por encima del reino natural, al hombre para que la gobernara. Todo estaba perfecto, funcionando correctamente hasta que llega Génesis 3:1 
Sabemos que la mujer prestó el oído a la serpiente, rompiendo el equilibrio alineado entre ambos reinos, el Espiritual y el natural. Y así comienza la serpiente tomar control del mundo y Adán comienza a caminar sin la Voz de Dios. 
Génesis 11:1-9 
El enemigo continúa hablando al hombre y por entonces ya todos hablaban una sola lengua. Pero el lenguaje que hablaban era de la serpiente porque querían levantar una ciudad y una torre hasta el Cielo para ser iguales a Dios, y así estar en los lugares altos. Se levanta una mujer que había escuchado a la serpiente y su nombre era Semiramis, la esposa de Minrod, el cazador de almas para el enemigo. Minrod murió y su esposa se prostituyó y tuvo un hijo. Y ella dijo que su hijo era Minrod reencarnado. Allí entró un espíritu de maldad, el cual aún hoy opera y fuimos cazados. Semiramis fue sucedida por María, la imitación de Semiramis. 
El yeso en sí no habla, sino el espíritu de maldad que engaña. 
Génesis 3:17-24 
Vemos en este pasaje como la mujer fue engañada por la serpiente por medio de palabras. Adán fue creado por la Voz de Dios. Esto nos hace ver que tú te sujetas a la voz que escuchas. ¿A qué voz te estás sujetando? 
En el diseño de Dios, el Señor mismo hablaba al hombre. Pero cuando el hombre peca, se produce porque oye a la mujer, invirtiéndose el orden original. Se rompe la cobertura de Dios y el hombre se queda sin protección. Es el hombre el que tiene que decidir, el que tiene que tomar decisiones. Porque de esa manera está la protección de Dios. Si no está presente ese orden, entonces hay maldición en lugar de bendición, porque es la mujer que manda y decide. Esto no es el diseño de Dios. 
El diseño de Dios es que el hombre escuche la Voz de Dios. El hombre tiene una obligación muy grande porque él tiene que aprender a oír la Voz de Dios, para recién bajarla a su familia con seguridad y firmeza. 
Si tú como Hijo de Dios no estás bajo el Pastor, estás sin cobertura de los dardos del maligno. 
Es tiempo de darle toda la gloria a Dios porque hemos visto Su actuar. Deja al Espíritu Santo que actúe en tu vida y no opaques el obrar de Dios. 
Génesis 22:18 
En este pasaje de Génesis, Dios nos da una promesa. Pero para ello hay que obedecer a Dios. Cuando la mujer escuchó a la serpiente, las palabras generaron duda en el corazón de ella. 
La serpiente actúa con astucia, probando lo que Dios te dijo. El mismo discípulo Pedro fue engañado y usado por el enemigo. El maligno es astuto y tú tienes que aprender a distinguir quién es el que te habla. En el Antiguo Testamento los hombres debían ser controlados en sus mentes y corazones. Pero no se sucedió hasta la venida del Señor Jesucristo, con quien comienza a recomponerse ese diseño, corriendo el velo. 
Juan 1:1 
Juan fue el último profeta del Antiguo Testamento. Sacarías, su padre, fue enmudecido para que el niño solo escuchara una Voz. Jeremías e Isaías vivían afligidos porque sus corazones y mentes no fueron cambiados y transformados. Pero si sucedió cuando Jesucristo muere en Hechos 2 cambiando la mente y el corazón. 
En Hechos 2 Dios comienza a derramar lenguas nuevas y se produce un cambio de mente en el hombre, cuando Jesús asciende, siendo el diseño original restituido. 
Ya es tiempo de que tú comiences a soltar palabras que son puestas por el Espíritu Santo y las creas. Dios quiere que acciones con tu voz la fe. Pero es necesario la obediencia, agradando a Dios. Nada y nadie te podrá hacer frente, caminando con la seguridad de que Dios hace la obra y Los Cielos te responderán. 
Comienza a predicar lo que vas recibiendo de parte de Dios. 
La respuesta que esperas de parte de Dios, viene. Es un tiempo muy precioso de parte de Dios. Aprendamos a vivir bajo la cobertura Espiritual.

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