domingo, 13 de noviembre de 2011

Es necesario que Dios perdone tus traiciones

13/11/11
Predicador: Fernando Olivera

Creemos en un Dios que nos hace avanzar, crecer, afianzar y ser mejores personas y cristianos.
Damos gracias al Señor por las pruebas porque son temporales, y como resultado producen un peso eterno de gloria que nadie te lo podrá arrebatar.
Hay situaciones económicas, por ejemplo, que irrumpen con lo cotidiano y con el tiempo nos acostumbran y lo percibimos como natural. Pero cuando abrimos los ojos espirituales nos damos cuenta que hay un trasfondo espiritual. Ahora atamos y reprendemos la obra del maligno. Si no desautorizamos al enemigo, atacará la santidad o tu familia y tus finanzas para que no tomes todas las bendiciones que Dios ya ha designado para tu vida.
Vamos a leer un versículo del libro de Génesis 24:41
Es esta historia hay un problema entre hermanos: Esaú y Jacob.
Esaú, en tiempos actuales, es una persona práctica que arregla las cosas de manera rápida. Así fue que cuando tuvo hambre, dijo que para que quería la progenitura, si lo que precisaba era alimento.
En cambio, Jacob es una persona que piensa y piensa en la bendición de Dios, en la importancia de la bendición de Dios para poder disfrutarla.
Nosotros tenemos que aprender cómo Dios mira. Sin embargo, también hay personas que quieren la bendición de Dios pero no quieren compromisos con Dios. Es decir éste tipo de personas no quieren pagar el precio para ser prosperados por Dios.
En un momento, el padre de ambos bendice a uno de ellos con una herencia tremenda, y uno de ellos hace trampa para dejar al otro sin nada. Así Jacob arrebató la bendición de Esaú y se llevó todo. Esta era la razón por la cual Esaú aborrecía a su hermano Jacob, porque le quitó todo. Entonces, allí comienza la historia de un gran problema que generará una conducta de parte de ambos.
Abdías 10-14
Han pasado los años en los que Esaú levantó un pueblo y Jacob otro. Entonces se anuncia el juicio a Esaú, por parte de Dios. El que habla en este pasaje de Abdías es Dios y reclama a Esaú acerca de la injuria, el haber mirado en el momento de aflicción de Jacob para reirse y además haber matado.
Hay una actitud desleal de Easú sobre Jacob, al darle la espalda en el momento de aflicción; siendo infiel, es decir obrando en sentido contrario. La deslealtad de las personas se puede observar en los momentos difíciles.
Esaú era un hombre rebelde, desleal con Dios porque así era con las personas.
Dios le dice a Esaú que no debía haber obrado infielmente con Jacob, su propio hermano. Dios todavía reclama lealtad entre hermanos. A los traicioneros les va mal.
Hay que enseñar a los hijos a ser leales con sus propios padres. Y cuando viene la palabra de Dios a los traicioneros, terminarán mal porque Dios mira desde Los Cielos, porque es soberano y tiene control de todas las cosas.
Si nunca te traicionaron, probablemente necesitas uno para que vayas a la cruz y digas: perdónalo Señor. Los traidores nos ayudan a morir para llegar a otro nivel espiritual. La traición te ayuda a no quedarte pegado en la cruz, porque Jesús fue a la muerte pero resucitó para avanzar a un nuevo lugar en Dios.
Si decides perdonar a quién te ha sido desleal, irás a lugar nuevo porque lo que viene es glorioso.
Pedro fue desleal con Jesucristo al negarlo tres veces. Y cuando resucita, le pregunta a Pedro tres veces si le ama con el amor de Dios que todo lo da. Y es allí en ese instante cuando Pedro recibe claridad de lo que había hecho. Al confesar Pedro de que fue desleal, Jesús lo restauró.
Así como Pedro, Absalón y Judas son ejemplos de deslealtad permanente en Dios. El primer acto de deslealtad es con Dios, porque si un día aceptaste a Jesús, te bautizaste, te comprometiste con Dios, ya no puedes volver atrás. Porque no hay premio para los desleales con Dios. Hay premio para los que confían en Dios y son fieles en comprometerse con la Iglesia. Todo lo que haces para el Reino de Los Cielos tiene bendición porque no es en vano. Por tu fidelidad, Dios la paga bien. Es decir de que te guardes de hablar mal de tu hermano, de que te guardes de actual mal. Eres fiel cuando depositas tu confianza en Dios para intentar una vez más.
Hoy le puedes decir al Señor que te perdone por tus permanentes traiciones con Dios para poder arreglar tus cuentas.
Abre tu boca y díle al Señor: “Señor limpia mi vida, mi corazón. Quiero serte fiel. Quiero ser una vida en la que Tú puedas confiar.”

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