domingo, 25 de septiembre de 2011

La transfiguración de Jesús

25/09/11
Predicador: Luis Santillán

¡Qué pueblo alegre y de corazón sencillo es Su Iglesia para entrar en la presencia del Señor!
La presencia del Señor es tan hermosa, dulce y fresca cuando el pueblo adora y glorifica a Dios.
Manténgase atento con la guardia alta y con un deseo de adorarle. Para eso vienes al Templo. Para adorar a Dios.
Tengo una palabra que me la ha dado el Señor, y es la que compartiré con ustedes. Con un café de por medio o un almuerzo de por medio, alternamos conversaciones con el Pastor Edinson. Sabe, tengo para compartir Lucas 9:28-36
Los invito a subir al monte para orar como lo hacía el Señor Jesús cuando estuvo aquí en la tierra.
Los invito a que no bajen del monte, sino a que estén orando con Jesús.
¿Por qué Pedro, Juan y Jacobo no dijeron nada a nadie, luego de bajar del monte?
Porque estaban impactados. Se extasiaron al ver ese cuadro de Gloria. Era increíble enmudecer porque ninguna palabra podían emitir y porque además era algo Glorioso.
Prepárate para oír la Voz de Dios cuando subas al monte a orar con Jesús.
El vv32 es impactante ¿Qué habrá pasado por la psiquis de los Apóstoles y por ti cuando pierdes de vista al Maestro Jesús?
Hemos subido al monte a orar para adorarle de verdad, de todo corazón para orar postrados como lo hacía Tú Iglesia, en los albores, allí cuando descubrían la hermosura del Evangelio.
No te olvides de la emoción cuando la Palabra de Dios llegó a tus oidos por primera vez. Recuerden el gozo que suscitó en cada uno. Pero hoy el Cristo glorioso viene a recordarte del gozo para que cantes y vuelvas a tu juventud espiritual.
Te doy gracias Jesús por esta oportunidad.
¡Qué hermoso panorama me brinda cuando está Jesús! Porque todo es belleza.
Hoy se habla de delincuencia juvenil. Que los jóvenes de hoy en día están separados de Dios y son desobedientes a los padres. Pero la verdadera delincuencia es paterna. Porque no hay varas rectas que se muestren en la actitud de los papis. Recibe esta enseñanza de cómo vivir con felicidad.
Entonces, en el monte el Señor Jesús fue a buscar un encuentro con su Padre. Estaba a punto de terminar la obra en la tierra. Iba en post de Jerusalén a buscar la salvación de toda la humanidad. Jesús estaba dispuesto a asumir la obra de la cruz.
Y Jesús estaba en el monte de la transfiguración, clamando en oración. Había subido a buscar una respuesta de parte del Padre, si estaba en lo acertado y si ya era la hora en la que tenía que entrar en Jerusalén. Jesús tenía la plena certeza de lo que iba hacer. Pero Dios no dejó solo a Su hijo, sino que lo acompañaban Pedro, Juan y Jacobo. Y de repente algo pasó. Iluestres visitantes celestiales vinieron a hablar con el Señor. Esa era una conferencia cumbre en el monte de la transfiguración, la más elevada de todos los tiempos. Moisés, Ellas y Jesús estaban allí. En esa conferencia se estaba jugando el destino del final de Gloria.
Moisés, Elias y Jesús representaban la vida y la historia de Israel. Allí en el monte, hablaron de la partida del Señor. Jesús estaba inquiriendo al Padre si ya era el momento de entrar en Jerusalén.
El vv32 es muy especial porque marca un revés para los discípulos y la Iglesia misma. El que está cargado de sueño, se le escapa el mensaje. Entonces ¿qué pasaba por la mente de los discípulos? ¿Por qué estamos cargado de sueño?
El cansancio los abrumaba. La Iglesia muchas veces está cansada y cargada de sueño. ¿Por qué?
Porque muchas tareas del mundo secular absorben tiempo. Y además no recibimos de Dios porque pedimos mal en oración. Y es así que llegan momentos particulares y te encuentras entredormido.
¿Cuál fue el mensaje de esta conferencia?
Los discípulos se perdieron el centro del mensaje porque entró el sueño y el enemigo los tentó. El enemigo los sorprendió en medio de su seguridad porque no oraron y velaron. ¡No bajes la guardia como tus ancestros!
La libertad que hoy tú disfrutas te la dio el Señor.
No bajes la guardia, prepárate para que no te arrebaten la libertad. Aunque pierdas lo medular como Pedro, Juan y Jacobo, alguna palabra te avivará.
Si pasas por lucha y aflicción no significa que vivirás siempre en lucha y aflicción. Porque el oro no se quema hasta fundirlo, sino hasta que brilla. Cuando Dios te pone en una prueba, es para que tú salgas más brillante.
Algo captaron Pedro, Juan y Jacobo sobre la partida de Jesús. Pero lo más grande que sucedió fue que el rostro y las vestiduras de Jesús cambiaron y fue más blanco que la nieve. ¡Solo Dios lo puede hacer!
¿Por qué Dios no ha de cambiar nuestras vestiduras ajeadas y manchadas por vestiduras resplandecientes?
Allí estaba el Hijo de Dios con unos visitantes muy especiales porque lo amaban y le traían un mensaje de parte de su Padre.
En medio de ese cuadro, les invadió la Gloria de Dios que les hizo perder el sentido de las cosas. Ellos estaban en la nube de la Gloria de Dios. Y aunque era tan grande la Gloria de Dios, pudieron oír estas Palabras del Cielo, dirigiéndose a Moisés, representante de la Ley, y Elías, representante de los profetas: “éste es Mi Hijo amado, a él oíd.”
Desde ese momento se cambió la Ley, en donde ya no iba haber templo que pudiese contener la Gloria de Dios, porque el Cielo es el templo y la tierra el estrado de Sus pies. Los adoradores en Espíritu y verdad son los que buscan a Dios. Fue Lo que dijo Dios a Pedro, Juan y Jacobo.
Por largo tiempo buscaron primero las cosas materiales pero lo primero que hay que buscar son las cosas espirituales y todo lo demás vendrá por añadidura.
El centro de este tema es: “este es mi Hijo amado, a él oíd” porque la Ley y los profetas ya fueron.
Viene la Gracia del Evangelio de Dios, porque viene con misericordia y perdón. La Gracia te da una segunda oportunidad, porque si te arrepientes, Dios te injerta en el árbol de la vida. ¡Siento el gozo y la gracia de Jesús!
Cuando se fueron los ilustres visitantes, Jesús supo de manera contundente que todo el esfuerzo y las luchas no habían sido en vano. El esfuerzo y las luchas de que estaba llegando al fin, yendo a la cruz para la salvación de la humanidad.
Jesucristo toma una decisión y porque es Dios hecho hombre no podía retroceder para ser bendición, y comienza a avanzar.
La Iglesia de Córdoba lleva en sus genes esa hidalguía, una rebeldía buena en todo lo injusto o cuando se manifiesta la injusticia. Los cordobeses son hombres y mujeres que tienen de sus ancestros el espíritu de luchar para ir al frente ante la injusticia.
Cuando se fueron los visitantes, los Apóstoles encuentran a Jesús solo. Y ellos se quedaron con la Palabra que oyeron. Solo les quedaba poner mano a la obra.
Jesús siempre preguntaba al Padre si era Su voluntad que un justo muriera por todos. Él murió con un grito diciendo: “Hemos ganado la victoria para un pueblo para Dios, consumado es”.

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