domingo, 23 de enero de 2011

Deja que el Señor Jesús te marque con el sello de la paciencia

23/01/11
Predicadora: Iris Juárez

El Señor es bueno y nos cambia en nuestro caracter. Lo hace porque el Señor está muy interesado en trabajar en nuestra paciencia.
Despues de la paciencia viene el amor. En todo momento tengo que tener paciencia. El Señor es el Dios de la paciencia.
Romanos 15:5
Dios es el Dios de la paciencia. ¿Y qué es la paciencia? Es sufrir dificultades esperando. Esto es la paciencia.
¿Y qué es lo contrario a la paciencia? La impaciencia. En la impaciencia hay apuro, intranquilidad, irritación.
La persona paciente es la persona sosegada, es la que soporta.
El impaciente es intranquilo por falta de información de algo que espera. Pierde el dominio de sí mismo porque se irrita.
Pero ¿qué espera el paciente?
Romanos 5:3-4
La paciencia es una virtud. Por medio de la circunstancia, problema o prueba, Dios nos trata para que seamos pacientes. La tribulación trae paciencia, y la paciencia esperanza.
No estamos solos, si no con el Espíritu Santo. Aprenderás a esperar la repuesta de parte de Dios, porque creerás que de Él viene la repuesta. Dios lo quiere así porque somos Sus hijos, porque Él quiere que seamos iguales que su Padre.
La vida cristiana no es de color rosa, pero si somos rosas en manos del Señor. Porque así como la rosa, las espinas están para cuidarla. Como la rosa, así es tu vida.
Despues de la tribulación, en medio del problema, tienes paciencia y esta la prueba, y la prueba trae la esperanza del Señor que es Jesucristro, la fuerza de seguir viviendo.
El paciente se gloría en medio de la circunstancia.
Salmo 27:1-17
“Si, espera a Jehová.” David es quien escribe este Salmo, de que el Señor es la luz y la esperanza, y que confiaba en el Señor esperando el resultado.
El temor no viene de Dios, razón por la cual hay que desecharlo en el nombre de Jesús. ¿Cuál es el ejercito de problemas con los que te enfrentas? David habla de ejército y no de una persona, porque David había aprendido ha confiar en Quién él creyó, en el Señor.
¿En quién pones tu confianza ante una dificultad?
El impaciente toma decisiones y dice: “¡No agunto más! Se terminó, hasta aquí llegué”. El impaciente dice esperar y lo que hace es tirar golpes al aire pierdiendo fuerzas.
El Señor te probará, así como se prueba el oro.
Cuando te pregunten: “¿Cómo te encuentras?” Aprenderás a afirmar: “Aunque en este momento me quede solo, sola, tengo la certeza de que el Señor vendrá.”
Pero esto solo les ocurrirá a los hijos que son obedientes, y cuyas áreas no han sido tratadas aún.
Debemos buscar todos los días al Señor, de estar con Él, así como comes y tomas agua, porque Su palabra te ayudará en el tiempo malo.
¿Puede ser que el Señor no obre en algunas vidas? ¡No!
El Señor bendecirá Sus hijos que se encuentren en rectitud. A veces creemos que estamos en rectitud y pedimos mal en oración porque son caprichos. Y son caprichos, porque Dios no está en el primer lugar.
El capricho impide que el Señor obre. Comienza a declarar las bendiciones, cambia tu vocabulario y espera la repuesta de parte del Señor.
La impaciencia trae como consecuencoia ira, irritación. Cuando haya injusticia, hay que aprender a esperar. No reacciones con tu carne, toma dominio propio.
Espera antes de tomar decisiones importantes. Dios quiere tomar el gobierno en esa área de tu vida. Dios te ayudará a esperar.
Antes de tomar una decisión, ora al Señor, busca al Señor en Su palabra.
Si hay duda, temor, ten cuidado porque es un aviso del Señor. No hagas pasos en duda. No le des lugar a la carne, que es donde trabaja el enemigo. Dile al Señor: “Señor ayúdame a esperar.”
Cuando aprendas a esperar, tus relaciones interpersonales serán diferentes, porque has aprendido a ser paciente, y vendrán personas a buscar consejos.
El Señor quiere poner un sello en ti, el sello de la paciencia para que aprendas a confiar plenamente en el Señor.
Si tú te dispones en tu vida, algo sucederá, y Dios te probará para saber si has puesto Su palabra; para que no tengas las mismas reacciones de enojo. El que te hace irritar es el enemigo para que otros vean lo que sos y te despellejen con sus carnes al decir: “Mirá al cristiano como toma vino.”
Romanos 5:3-4
Espera, que Dios traerá la repuesta. En la espera no te averguences de Dios.
Declara tu bendición pero no tus caprichos.

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