domingo, 23 de mayo de 2010

Tu cuerpo es la morada del Espíritu Santo

23/05/10
Predicador: Edinson Pinedo

Ezequiel 37:1-14
Dios siempre ha querido habitar en nuestro espíritu. Él no puede habitar en nuestro alma porque haríamos con nuestra voluntad un Dios perezoso o sentimental. Es decir con nuestra mente Le haríamos a Dios un Dios alegre, llorón o colérico. Tampoco habita en nuestro cuerpo porque comeríamos cualquier cosa y caminaríamos a cualquier lado. Dios es espíritu y es por eso que hizo al hombre un ser espiritual. Por ello Dios gobierna de adentro hacia afuera. Por ello Dios cambia nuestros anhelos cuando Le buscamos, por ello nosotros somos como una casa. Es por eso que Dios hace ver a Ezequiel una visión para que viera al pueblo de Dios como huesos secos y que Él es quien habitará en medio de ellos. La connotación de la palabra “estruendo” significa que todo se reconstruye, por lo que es doloroso dejar los anhelos propios y hasta a veces renegamos en medio de la prueba. Dios usará personas para lijarte y eso generará estruendos. Tus pies se afirman con los tendones. Mientras se profetiza la gente pasa de muerte a vida. Jesús vino a traernos la verdadera vida. En el antiguo testamento había un tabernáculo, en donde Dios se manifestaba. El tabernáculo tenía tres partes: el atrio o patio, el lugar santo y el lugar santísimo, en donde una vez al año el sumo sacerdote entraba al lugar santísimo para pedir perdón de los pecados del pueblo. No podía entrar de cualquier manera, tenía que prepararse y al entrar tenía campanitas en las vestiduras que si dejaban de sonar, significaba que la santidad de Dios lo había matado. En el lugar santísimo se encontraba el arca del pacto en la que estaban las tablas de la ley, la vara de Aarón y el maná. Las tablas de la ley estaban para no apartarse de los propósitos de Dios. La vara de Aarón significa la autoridad para conquistar. El maná significa la provisión.
Cuando Cristo vino reemplaza al tabernáculo, por eso dice que él es el camino, la verdad y la vida. El camino reemplaza al atrio, la verdad reemplaza al lugar santo y la vida reemplaza al lugar santísimo.
Con la muerte y resurrección de Jesús, la tela del tabernáculo que separaba el lugar santo del santísimo, se rasgó. Por lo que ahora nosotros podemos entrar al lugar santísimo, porque él está en Dios y Dios en él.
Cuando Jesús va a la tumba y resucita dice que él irá a preparar moradas para nosotros. Nosotros somos la morada y Jesús el tabernáculo. Cuando María Magdalena va al sepulcro y encuentra a Jesús quiere tocarlo, y él le dice que no lo toque porque aún no ha subido al Padre. Porque toda primicia es de Dios. Cuando Jesús se presenta ante el Padre, le dice: “tócame porque he vencido a la muerte, he resucitado y he terminado la obra.” Dios mora en él y preparará un lugar para nosotros. Está hablando en donde Dios mora. Está hablando de nuestra propia morada.
Juan 14:1-3
Lo que está diciendo Jesús sobre “preparar morada” no se trata del futuro de que tenemos que morir para recién disfrutar de la bendición. No es así; las moradas somos nosotros y Dios mora en mi camino en Cristo, formando una vida de adoración en el espíritu.
Tenemos que caminar con el Espíritu Santo para que el Espíritu te dé dirección y para que seas ministrado. En este tiempo Dios nos está metiendo en una dimensión distinta de adoración. Si Dios vive en el tabernáculo, Él dirigirá el cambio en nuestras vidas, para así dejar de cantar mecánicamente una alabanza, sin saber con discernimiento qué es lo que se canta. Nosotros somos la morada de Dios.
Juan 14:17
Dice que el Espíritu de verdad estará en nosotros. Nosotros somos la morada de Dios, y el Señor dice que no nos dejará huérfanos.
Juan 14:20
La palabra dice que Jesús se manifestará en nosotros. ¿Cómo se puede manifestar el Espíritu de Dios en nosotros? Escuchando Su voz, diciéndonos qué es lo que tenemos que hacer y decir, y qué no hacer y decir. También se manifiesta la presencia de Dios en nuestras acciones. En la obediencia a Su palabra podemos ver a Dios. Tú no estás sólo porque Dios mora en ti. Hay personas que no soportan a otras y tienen amigos exclusivos. La naturaleza de Dios cambia las personas para que podamos amar a todos porque esa es la voluntad de Dios.
Judas 1
Dice vendremos a Él y haremos morada en Él. Está hablando de nosotros. No esperes a tener morada en el Cielo, sino de lo que está hablando es para ahora que tú estás en la tierra.
La Biblia es un manual de conducta. La Biblia está escrita para ser lámpara a nuestros pies, es decir para hoy. Luego en el Cielo estarás con Dios. Entonces no será necesario la morada. Dios nunca va a poner proyectos en tus manos si el propósito no es que el Reino se ensanche. Podemos ser propiedad de Dios y no morada, porque el Espíritu Santo no podrá hacer su obra. De ti depende de que tu vida sea cambiada. Una cosa es tener propiedades y no habitar allí, porque el que habita en su habitación la limpia, la arregla.
Dios te hizo para Él y eres de Su propiedad, pero no todos hacen que sean moradas de Él.
El Pastor guía a la salvación, pone la piedra, pero al que le toca edificar es a la Iglesia. La piedra es Jesucristo.
Hageo 1:2-7
Con la palabra “camino” está hablando sobre nuestra propia casa, que está linda pero tu propia casa no está como la casa física.
Tenemos que reedificar nuestra morada para que veas cómo está la habitación. Nuestra vida es como una puerta, cuyo umbral se levanta por nuestros deseos del corazón, por eso la palabra dice “levantaos vosotros puertas eternas para que entre el Rey de Gloria”. Estos deseos del corazón serán más fluidos en Dios al buscar Su rostro y leer Su palabra. Empieza a ver tus propiedades en tus caminos, para determinar lo que Le agrada a Dios. Dios no quiere que vivas una vida religiosa, que alimentes tu espíritu con una palabra sólo los domingos. Dios no quiere que seas religioso porque tú eres una morada de Dios; que esa morada este hermoseada. Por eso Jesucristo habló de la casa edificada sobre la arena y sobre la roca. Y tu casa será probada para que veas cómo estás delante de Dios, porque Dios ya lo sabe. Los momentos críticos son para que tú veas cómo está la casa.
No puedes decir que has ganado la batalla si no has batallado para ganar.
Colosenses 3:2-4
Es decir que tenemos que buscar las cosas de arriba para que camines con la Gloria de Dios, y como consecuencia de ello Cristo se manifestará en tu vida. Tú eres un portador de la presencia de Dios, porque Cristo mora en ti.
Adán veía la Gloria de Dios en su estado de santidad, al hablar con Dios y esa gloria es el árbol de la vida. Adán comía del árbol de la vida todos los días. Pero cuando peca al desobedecer a Dios y en esa condición no podía tocar el árbol de la vida. Es por eso que Dios pone querubines para que Adán no entrara y para que la raza humana sea eternamente pecador, usando su razón, su mente e inclinarse a lo malo. Por eso un bebé lo primero que dice es “no” por la naturaleza pecaminosa.
Cuando Adán peca, le son quitadas sus vestiduras y el pecado avergüenza. Inmediatamente Dios tuvo al sustituto para la salvación del hombre, Su hijo Jesús.
Adán perdió la morada, pero Jesús la recuperó alineando el cielo con la tierra.
2 Corintios 5:1-4
“Gemimos” por medio de una profunda oración y sólo así nuestra habitación será llena de la presencia de Dios. Así podrás caminar en la tierra vestido de santidad y para que lo mortal sea comido por la vida. Cuando gimas estarás comiendo del árbol de la vida y Cristo tomando el control de tu vida; por lo que la muerte es absorbida por la vida. Es así que la gente que vivía enferma, deja de tomar fármacos y sus vidas son llenos de días viviendo más años. Cuando tú buscas de esta forma la vida la gente se sana, se llena de días y bendiciones. El maná lo puedes comer acá en la tierra y no esperar a morir para comerlo en el Cielo.
1 Pedro 5:10
Entonces Dios nos dará cielo y tierra nueva. Habla de todas las estructuras del maligno sobre nuestras vidas, por lo que el fuego consumidor de Dios eliminará la obra del enemigo para que la obra de Dios se manifieste en nosotros.

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