domingo, 16 de mayo de 2010

Movernos en base a nuestros sentimientos, no es justamente obedecer a Dios

16/05/10
Predicador: Cesar Viola

Éxodo 20:1-6
Dios no da lugar para que nos inclinemos a cosas que no tienen peso ante Él.
1 Samuel 8:1-3
A pesar de que Dios sacó al pueblo de la esclavitud por amor a nuestras vidas, aconteció un hecho que mostró una necesidad. Si podríamos entender, por la palabra que compartiremos, cuál es la dirección de Dios sobre este pueblo. Cuando Dios te da una dirección y obedeces, en esa obediencia algo se soltará.
Deuteronomio 14:2
Aquí vemos cuál es la voluntad de Dios sobre nuestras vidas, de que seamos un pueblo santo.
1 Samuel 8:4-9
La necesidad se manifiesta de que el pueblo le reclamaba al rey Samuel, un sucesor porque ya él era viejo. Pero no supieron cuál era la dirección de Dios. El pueblo no permitió que Dios reine sobre ellos, a pesar de que el pueblo fue sacado de esclavitud, se volvieron a dioses paganos, a revelarse en contra de los mandamientos de Dios.
Nada escapa al conocimiento de Dios. Dios le dice a Samuel que oyera al pueblo y que ponga rey sobre ellos. El pueblo tuvo un consenso para pedir un rey, para reclamar algo que no estaba en la voluntad de Dios.
1 Samuel 9:2
La elección del pueblo fue escoger a un varón joven, hermoso y alto. Así eligieron.
1 Samuel 15
Dios le da dirección a Samuel
vv7-11 Saúl derrota a los amalesita pero no hizo caso a las palabras de Dios.
vv21 El obedecer es mejor que los sacrificios. Para el corazón del hombre tal vez no haya sido grosera la actitud de Saúl al dejar vivo carneros, vacas. Sin embargo el pecado es la desobediencia.
vv23 El grado de pecado en el que Dios pone la desobediencia, es a la misma altura que la idolatría. Para Dios la desobediencia es como la idolatría.
vv24-26 El rey Saúl se inclinó a favor del pueblo, en lugar de aferrarse a la dirección de Dios. El pecado tiene sus consecuencias al desobedecer la palabra de Dios Jehová. Dios no es hombre para arrepentirse.
vv28-35 Si supiéramos la dirección de Dios, cambiaríamos nuestros actos.
1 Samuel 16:1-4
Samuel era un profeta porque tenía comunión con Dios. Dios le dice a Samuel que buscara a Isaí para que ungiera a uno de sus ocho hijos. Dios le dice que no mire el parecer de los hijos, ni su altura; porque Dios no mira lo que mira el hombre. Si tuviéramos que escoger, lo haríamos mirando la condición del hombre, su parecer. Lo que tenemos que entender es que el hombre mira lo que hay delante de sus ojos. En cambio Dios mira el corazón. Si entendiéramos esto, nos moveríamos de la manera que Dios quiere, mirando el corazón. Dios es el que pesa los corazones. Él sabe las intenciones del corazón, si una expresión es genuina. Si entendemos esto, podremos ver que si me muevo en base a mis intenciones, es justamente lo que no agrada a Dios.
vv11 Al menor de los ocho hermanos, al que apacentaba ovejas, Dios manda a Samuel para que lo ungiera.
Este es un tiempo hermoso para reflexionar que los sentimientos no es la forma de movernos, sino que depende de nuestro corazón. ¿Cuándo dices te amo? ¿Es genuino? ¿Está en tu corazón? ¿Está bien tu corazón?
Te invito a que reflexiones en la palabra del Señor para que veas cómo está tu corazón.
Si eres rey, fíjate que no haya desobediencia a Dios. ¿Cuál es tu condición?
Imagínate que eres un hombre o una mujer vestido o vestida de gala, pero debajo de ese ropaje hay impureza. Comienza a ver como has estado cuando no Le adoraste, cuando los pensamientos no han sido puros; porque nada escapa a Dios.
Dí: “Espíritu Santo muestra mi condición. Solicitamos de tu favor esta mañana porque hemos sidos confrontados con la palabra de Dios.”
La obediencia es honrar a un Rey de gloria. Si te has movido en tu dirección, pide perdón a Dios para que te perdone y restaure. Porque Dios quiere un corazón que Le alabe, que sea genuina la adoración.
“Dios yo necesito de Ti y me rindo ante Ti para caminar de una forma diferente; como a Ti te agrada, en el nombre de Cristo Jesús nuestro Señor. Amén.”

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