domingo, 18 de octubre de 2009

La intercesión (de la oración con fe para conquistar la tierra prometida)

18/10/09
Predicador: François Gambin

Como Pastor, François está aquí en Argentina para levantar a un equipo de intercesores.
Dios es espíritu y quiere que Le adoremos porque es espíritu y verdad.
Para Dios hay dos reinos: el reino de las tinieblas y el Reino de luz. Cristo dice que debemos nacer de nuevo para entrar en su Reino. Para ello pide que te arrepientas de tus pecados para poder sacarte del reino de las tinieblas.
La salvación tiene dos pasos, sacarnos de las tinieblas y el siguiente paso es llevarte a la luz, al Reino de los Cielos.
Dios nunca va a imponer, sino que te va a invitar a que te bautices para pasar al Reino de la luz, porque el bautismo es un acto de obediencia.
La constitución del reino de las tinieblas dice que cada uno de nosotros podemos hacer lo que queramos.
La constitución del Reino de los Cielos es hacer la voluntad de Dios para ser parte del reino de sacerdotes.
Para participar del Reino de los Cielos es importante la oración para poder actuar con “el querer” y “el hacer” la buena voluntad para hacer el bien. Y esto sucede porque somos capacitados por el Espíritu Santo, para hacer lo agradable y perfecto delante de Dios.
El papel de la oración es revelador de grandes cosas, para abrir los ojos espirituales, es decir las cosas que no se ven en el mundo natural, sino por medio de la Palabra de Dios porque es eterna. Por ejemplo: Dios nos llama para anunciar las virtudes de aquél que nos salvo. La promesa de la presencia de Dios se producirá cuando tomemos el papel de la gran comisión de discipular las naciones.
Dios nos ha dado la unción del Espíritu Santo para transformar esta nación, para cambiar por medio de la Palabra a una persona mala en buena, para sanar y para libertar.
La Palabra de Dios es vida y espíritu. Sin el Espíritu Santo no podremos entender Su Palabra para poder agrandar la visión de lo que puede ver el hombre (en el mundo natural), porque Dios lo ha hecho a Su imagen, es decir un ser espiritual.
Dios no contesta la oración con duda, sino la oración con fe. Hay que obedecer para que Dios nos dé una repuesta, ya que Él no hace favoritismo.
La fe viene por el oír la Palabra de Dios, para que la oración sea poderosa, y porque Dios escucha la oración del justo. Abraham no sólo escuchó la Palabra de Dios, sino que la obedeció porque creyó y fue capacitado por el Espíritu Santo para creer y obedecer a Dios. Dios nos ha dado el potencial para ser sal y luz. Sal para echar la corrupción, y luz para echar las tinieblas. Dios ha escuchado el gemir de Su pueblo que estaba en esclavitud y Moisés construyó el tabernáculo para hablar con Dios.
La Biblia dice que la realidad está en Cristo y que en Su palabra entenderemos cuál es la voluntad de Dios, que es ir a conquistar la tierra prometida.
Esta conquista sólo se puede hacer en la oración, ya que no es una lucha cuerpo a cuerpo. Ahora sabemos que la lucha no es contra carne y no se vence con buenas intenciones, sino con la oración para derribar fortalezas.
A cada uno de Sus hijos, Dios los está transformando en soldados espirituales para que puedan manejar las armas espirituales que son poderosas y poder anunciar las virtudes de aquél. No somos personas insignificantes, somos el pueblo de Dios. Ahora vamos a escuchar lo que dice Cristo a su Iglesia en relación a la oración.
Vamos a fortalecer la fe por el oír Su palabra. Por la fe se han ganado guerras, se han conquistado reinos y se han sanado reinos.
Marcos 11:22-24
Somos personas de fe y debemos proclamar la fe, es decir hablarla y creerla en nuestros corazones. La fe es la certeza de lo que se espera pero que no se ve. Una oración con fe es la oración que Dios responde.
Hebreos 11:3
Con nuestra fe sólo debemos recibir porque Dios ya te lo ha dado todo. La fe es un brazo espiritual que va al cielo y toma lo que necesita. Dios sólo se mueve por fe, no por necesidad. La fe es el dinero en el mundo espiritual porque Cristo lo pago todo por mi. La fe viene por el oír la Palabra de Dios, no es por conocimiento. Conocer la Palabra de Dios no es suficiente. Necesito alimentar mi alma cada día con comida espiritual, de igual manera cuando alimento mi cuerpo.
Veamos en quién hemos creído, en Cristo. Jesús dice que debemos creer en él. Pero puedes decir que debemos creer en Dios. Parece una confusión, pero no lo es porque Dios y Cristo, uno es.
Jesús cuando hablaba a los escribas, lo hace a la misma altura del legislador, es decir de su Padre: "Antes de Abram yo soy."
Él mismo enseña la humildad y dice que aprendamos de él que es manso y humilde. "Yo soy el pan y quién coma de mi palabra, no tendrá más hambre. Yo soy la luz del mundo, el que me siga no estará más en oscuridad. Yo soy el mediador con el Padre, ninguno viene al Padre si no es por mi."
Conocemos a Dios por medio del Espíritu Santo. Dios hizo un pacto con nosotros, Sus hijos. En el bautismo cada uno de nosotros hacemos un pacto con Dios, al aceptarlo como nuestro único salvador.
Cuando Jesús habla es una palabra que alimenta tu fe.
"¿Quién soy?" Es la gran pregunta que hace Jesús y a la que Pedro contesta: "Tú eres el Cristo, el Mesías." Y sucedió porque no se lo reveló la carne sino el Espíritu.
Cristo es el Mesías, es decir Dios hecho carne.
El que no obedece, es decir no cree, no tiene la vida eterna. Obedecer a Dios es el primer deber, y el primer pecado es no creer en Dios.
Juan 8:24
Sin fe es imposible agradar a Dios. Cada día debemos tener una dieta espiritual de escuchar Su palabra. Lo que mueve a Dios es nuestra fe en Sus promesas. Dios ha creado todo por medio de Su palabra. Debemos mirar las cosas de arriba, no después de tu muerte terrenal. Con el bautismo somos resucitados conjuntamente con Jesús, y sentados conjuntamente con él a la derecha del Padre Celestial. Y es por gracia y por fe, por una postura en autoridad. Dí: "Señor aumenta mi fe."
Cristo compara tu fe con un grano de mostaza, y si la confesamos entonces Dios cumplirá Sus promesas. Las cosas que no vemos (del mundo espiritual) son las eternas.
Lucas 13:18-19
La fe es vivir la Palabra de Dios, y si permanece en nosotros, nos hará libres porque la Palabra está en nuestros corazones. La Palabra de Dios es poder y confesarla eso también es fe. Pero cuando la fe se desgasta debo alimentarla con Su palabra.
Salmo 120:1-2; Salmo 103:2; Isaías 53:4; Juan 1:3-8; Hebreos 13:8
Jesús ha venido a destruir las obras del mal.
Cree y verás la gloria de Dios manifestarse en tu vida. La fe es un estilo de vida y si confiesas que Cristo es el Señor, y crees que es el Señor, entonces él es el Señor. La palabra de Dios es alimento que vivifica.
ORAR + CREER = PROCLAMAR PARA GENERAR LO QUE HAS PEDIDO
Esto es la fe.

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