domingo, 8 de julio de 2012

Cuando tomas una decisión, contagiarás a otros

08/07/12
Predicador: Marcos Daniel Pastrana

Cuando nos atrae una persona, hacemos todo lo posible para invitarla a salir. Y al acordar una cita con una persona que nos atrae toda la atención, fijamos un horario. Y hacemos todo lo posible, sorteando obstáculos para llegar antes de la hora acordada, a esperar a la persona amada. Entonces pregunto: ¿Qué es lo que te detiene a ir al encuentro con tu amado Señor Jesús?
Que siempre puedas recordar el gesto que hizo el Señor Jesús por amor a ti. ¡Qué ejemplo de amor!
Ojala tú puedas entender estas palabras.
1 Samuel 17:16
Es más difícil contagiar a otras personas lo bueno que lo malo. Pero sé persistente y vence el mal con el bien.
En este relato de la Biblia hay un joven que tomó una decisión en el lugar de batalla, cuando todos estaban desanimados a causa de un problema. Había un filisteo que por la mañana y por la tarde, insultaba al pueblo de Dios.
Para poder ser general de un ejército hay que ser valiente. Sin embargo cuando aparecía este filisteo por la mañana y por la tarde, todos temblaban de miedo.
Pero en medio del pueblo había un pequeño que creía en Dios, porque era un Hijo de Dios que se había preparado en autoridad.
Cuando el filisteo vio al jovencito, lo despreció porque era de aspecto hermoso. Tienes que saber que si Dios te habla, lo que dice lo hará en tu vida.
Este gigante tenía por menos a David. El pueblo quiso preparar a David para la batalla vistiéndolo con una armadura para combatir. Pero David les dijo que ese gigante sería como una de las bestias que él mataba cuando amenazaba al rebaño de su padre.
¿Cuándo vas a contagiar a tu prójimo que no sabe que tú eres cristiano?
¿Cuándo le vas a decir a tu prójimo que existe un Dios que soluciona los miedos?
¡No te avergüences jamás de ser un Hijo de Dios!
¿Les hablaste a tus compañeros, compañeras de colegio, universidad, trabajo de Cristo?
¿Hasta cuándo te vas a esconder?
Es tiempo de que corras al campo de batalla.
Toma la armadura de Dios y corre de prisa al lugar de batalla. Tienes que saber que tú con el Señor eres más que vencedor.
David corrió primero a la línea de batalla diciendo: “acá hay uno que te va hacer frente.”
La reacción de David produjo un impacto al otro lado, en el bando de los filisteos, quienes temblaron. Y ahora en el bando del rey Saúl, cobraron ánimo y corrieron. Y como consecuencia, los filisteos comenzaron a huir pero fueron alcanzados y muertos.
¡Pero esto es para valientes!
David era un joven con la mente de Dios, porque entre sus pensamientos estaba: Todo lo puedo.
Este es el tiempo de que te decidas a batallar y a animar a otros a formar parte de un ejército poderoso.
¡Qué bueno es que tu equipo gane el partido! ¿Quieres correr a la línea de batalla?
Dios necesita valientes, necesita hombres y mujeres que hablen de Dios, que den ejemplo.
Tal vez te consideres que no eres ejemplo, pero si abres tu corazón, entonces podrás correr a la línea de batalla. ¿Estás dispuesto?
Si corres a Dios, ya tienes la batalla ganada. El Señor te puede capacitar y darte otro ánimo para que tú puedas hablar del Reino de Los Cielos en el día, en la tarde y en la noche de que Dios es poderoso.
¿Estás dispuesto a correr a la línea de batalla? ¿Tú quieres estar allí? ¿Quieres darle batalla al enemigo que quiere arrebatar a tu familia?
¡Revístete con toda la armadura de Dios!
No te sientas menos que nadie. El Poderoso de Israel está contigo.
Expresa con tus propias palabras: “Señor utiliza mi vida, quiero correr a la línea de batalla contra este mundo que viene con propuestas grandes. Heme aquí Señor. Padre aquí estoy. Quiero contagiar a otros del ánimo de que la victoria es nuestra.”
Toma la decisión de correr a la línea de batalla para hacerle frente a este enemigo que el Señor Jesús ya lo ha puesto bajo nuestros pies.
Dile al Señor: “Me levanto como tu guerrero, tu guerrera en este tiempo. Creo en ti Señor Jesús y lo que Tú harás en mí. Creo en Tus palabras con toda mi vida.”
Ahora es el tiempo de victoria, de triunfo.


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