domingo, 20 de mayo de 2012

Deja que el Espíritu Santo active tu espíritu

20/05/12
Predicador: Fernando Flores

Reciba las bendiciones del Señor Jesús en sus vidas.
Sabemos de la Palabra de Dios. Para que usted mi hermano, mi hermano lo pueda palpar de primera mano, usted sabe las siguientes verdades: “porque no tenemos lucha contra sangre y carne (...)” dice Efesios 6:12
“Por tanto, tomad toda la armadura de Dios para que podáis resistir el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.” Lo dice Efesios 6:13
1 Pedro 5:8 afirma: “Sed sabios y velad porque el enemigo anda como león rugiente alrededor buscando a quién devorar”.
¿Entonces por qué ante el primer rugido del adversario desfallecemos y viene el qué comemos hoy sino tengo trabajo, el dolor de cabeza, la enfermedad, el resfrío? ¿O acaso Joel 3:10 está escrito en vano cuando dice “diga el débil, fuerte soy”?
Se lo diré sin vueltas: “no creemos en Dios”. Sin embargo sabemos recitar Romanos 10:10 “Con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se hace confesión (...)”.
Como se acaba de dar cuenta, estas Palabras poderosas de Dios están en nuestro corazón. Pero no sabemos como esas Palabras poderosas puede resolver mi situación, mi problema, mi batalla. Sin embargo asistimos a la Iglesia porque tenemos sed de Dios, porque precisamos de Jesús para hacer bien las cosas.
Pero usted y yo habremos dicho en algún momento de nuestras vidas: “no Te siento Espíritu Santo. Me doy vuelta y Tus carros Dios, no están”, porque anhelamos que el Espíritu Santo tome forma de cuerpo y me acompañe siempre, porque lo puedo ver con mis ojos carnales, y sé que si lo veo me guiará a toda verdad. Además cuando batallo necesito ver a Dios que va delante de mí, con Su ejército celestial y Sus carros de fuego.
No nos damos cuenta que exigimos que Dios se acomode a lo que queremos. Venimos al Templo, recibimos del Señor, los Pastores Iris y Edinson nos alienta en los caminos de Dios, y como consecuencia cambia nuestro semblante, alabamos, nos quebrantamos. Como dice el Pastor Luis Santillán, “¡estamos estaciao!”. Tenemos una excitación espiritual que dura hasta que salimos de la Iglesia.
Pero hoy tengo una noticia espiritual para usted mi hermano, mi hermana: hoy se irá a su casa con una Palabra de Dios, en La cuál están los pensamientos de Dios. Y usted va a pensar los pensamientos de Dios, y los abrazará hasta hacerlos suyos con todo su corazón, con todas sus fuerzas y con toda su mente; activando la fe por medio de la Palabra para que obre el Espíritu Santo y usted finalmente gane la batalla, resuelva su problema, su enfermedad, su circunstancia.
Esta misma situación en la que se siente usted y yo, como nueva generación del pueblo de Dios, se encontraba el pueblo de Dios; de que seamos instruidos por Dios para batallar. Ahora voy a ponerlo en situación para que el entendimiento sea abierto por el Espíritu Santo.
Le relataré en cinco minutos la creación hasta este momento en el que la nueva generación del pueblo de Dios necesitaba ser instruida antes de cruzar el río Jordán, para batallar y tomar la tierra prometida.
Todo lo que está escrito en este precioso Libro, en el que se devela Dios a Sus hijos, es para que aprendamos dice 1 Corintios 10:11
En el año 4000 antes de Cristo comienza Génesis, el Libro de los comienzos y en donde Dios elige a la nación judía. En el año 1450 antes de Cristo comienza Éxodo en donde relata que el pueblo hebreo se encontraba cautivo en Egipto. Dios levanta a un libertador llamado Moisés para sacarlos de la esclavitud.
Luego viene el Libro de Levítico, el libro del sacerdocio en el que Dios enseña la adoración y el caminar con Dios.
Luego viene el Libro de Número, que como hecho sobresaliente Moisés envía a doce espías, que son doce príncipes, es decir doce principales, uno por cada tribu, de los cuales solo dos: Josué y Caleb vieron la tierra en fe.
Desde Éxodo a Deuteronomio hay un periodo de 40 años de pruebas en el desierto, en el que Dios comienza a ordenar las vidas de Su pueblo, para que pongan en primer lugar a Dios. Además para que aprendan a amar y obedecer a Dios, a ser fieles a Dios, a consagrarse en santidad a Dios, y para que los hombres de guerra que salieron de Egipto sean consumidos porque no obedecieron a la Voz de Dios.
Y en el año 1406 antes de Cristo aparece el Libro de Deuteronomio, en donde ya Moisés tiene más de 100 años, están ubicados en la meta, listos para conquistar la tierra prometida. Y esa circunstancia, antes de cruzar el río Jordan, Moisés da su último mensaje a la nueva generación. ¿Lo recuerda? Usted y yo somos la nueva generación del pueblo de Dios.
La nueva generación del pueblo de Dios es instruida en la Ley y en los caminos de Dios. Esta nueva generación, de la cual forma parte usted y yo, era demasiada joven para recordar el momento de la primera pascua, cuando el ángel del Señor mató a todo primogénito varón y de bestias en Egipto, o cuando cruzaron el mar rojo en tierra seca, o cuando Moisés bajo del monte Sinaí con las dos tablas escritas con los mandamientos de Dios.
Y esas circunstancias Moisés da su último mensaje.
Leamos Deuteronomio 4:15-24
Luego Dios lo lleva a un monte alto para que vea la tierra prometida del otro lado del río Jordan. Desciende del monte alto, termina de escribir los cinco libros y muere.
A la muerte de Moisés, Dios levanta como líder a uno de los jóvenes que habían visto la tierra prometida en fe, a Josué. Dios ordena a Josué que sea fuerte, valiente, cuidadoso, atento y obediente. Y además Dios promete estar al lado de Josué.
Con esto, Josué ordena al pueblo a prepararse y envía a dos hombre a investigar cual era la situación en Jericó.
El Jordan es cruzado por fe. Josué purifica al pueblo y circuncida a todo varón de la nueva generación porque la vieja generación ya había muerto. ¿Lo recuerda?
Josue dispone a conquistar Gilgal, en la llanura de Jericó y en ese mismo instante que decide, se presenta Jesús.
Leamos Josue 5:13-15
Josue observa el mundo natural y el mundo espiritual con sus ojos carnales. Observa no solamente a Jesús sino al Ejército mismo de Dios, preparado para librar batalla “junto” a Su pueblo.
Al igual que Josué, tú y yo no estamos solos librando batallas aquí en la tierra. La siguiente verdad tienes que abrazarla: “el Ejército de Dios lucha a favor mío”.
El Espíritu Santo permanece siempre, constantemente en tu vida como tu ayudador y defensor. Acompáñeme a leer Juan 14:15-21
La pregunta inmediata que viene a la mente, luego de leer este pasaje es: “¡¿Cómo!?”
La repuesta está en Efesios 5:18-19
Comienza a activar tu espíritu, comienza a alabar a Dios, comienza abrir tu boca y a declarar lo que hay en tu corazón, “Señor cuando me nombres quiero escuchar, Señor mi cuerpo es templo santo, Señor quiero ver Tu gloria delante de mi, Señor quiero descansar en tus pies, Señor la verdad está en Ti, Señor Tú eres el camino, la verdad y la vida.” Pero tienes que hacerlo con fe, creyéndolo primero con tu corazón.

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