domingo, 21 de agosto de 2011

21/08/11
Ministrador: Espíritu Santo

No he realizado nota alguna, porque desde el comienzo de la reunión hasta el final, estuvo la presencia del Espíritu Santo ministrando las vidas y las familias.
No he tenido noción del tiempo, ni se cuanto duró pero fueron muchas horas. Como pocas veces, que he sentido la presencia de Dios y que fueron intermitentes, ahora fue de manera más continua. Realmente las palabras que busque en mi vocabulario, son más que escasas para describir la presencia del Espíritu Santo. Escasas porque las cosas espirituales se explican con el Espíritu. Más el hombre y la mujer sin Dios lo tiene por locura porque no las puede entender.
Sólo puedo comprender que cuando más es la maldad en el mundo, la presencia de Dios sobreabunda. Algo grande de parte de Dios viene. No se qué es pero si tengo la plena certeza que se trata de una victoria en el nombre de Jesús.
Nunca antes toda la congregación ha sentido, como un sólo cuerpo, la presencia de Dios como en esta reunión. Mi piernas temblaban y mi corazón estaba quebrantado. He sentido que la Mano de Dios no se ha acortado para bendecirnos y que nos está equipando y adiestrando para algo grande.
Cuando percibí que había pasado muchas horas adorando y glorificando a Dios, creí que los hermanos en fe ya se habían retirado para continuar con sus quehaceres. Sin embargo cuando abrí mis ojos, todos estaban orando y alabando a Dios.
Siento que hemos tocado como nunca antes el Corazón de Dios.

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