domingo, 14 de febrero de 2010

Los huevos de áspid que aún están en nuestra mente (II parte)

14/02/10
Predicadora: Iris Juárez

¿Por qué Dios nos habla de la iniquidad? Porque la iniquidad nos lleva hacer lo malo, lo torcido.
Como hijos debemos ser buenos y santos en todas las áreas. Pero hay cosas que no nos sale; pero Dios quiere que no nos cansemos de bendecir, de hacer el bien. Nuestra naturaleza debe ser buena y santa.
Éxodo 20:1-6
vv1-2 Nos habla que Dios nos sacó de servidumbre, porque estábamos sirviendo al enemigo, y de allí del pozo Dios nos sacó.
vv3 Este versìculo se refiere a poner cosas primero antes que Dios: estampitas, trabajo, ropa, auto, familia, imágenes.
vv4 Es decir, lo que está diciendo Dios es que no quiere que adores a nadie más que a Él.
vv5 ¿Qué quiere decir Dios en este versículo? Dios visita la maldad de los padres sobre los hijos. Es decir que si hay iniquidad en nuestra vida, Dios la aborrecerá.
Hay oraciones que Dios no escucha a causa de la iniquidad. Cada día Dios nos lleva a una madurez espiritual, perfeccionándonos en el Señor.
La iniquidad la recibimos por la línea sanguínea de los padres, y estará allí hasta que la arranquemos de raíz.
La iniquidad es contraria a la rectitud, tendencias, hábitos torcidos, es una semilla que pasa de generación en generación; se repite la misma conducta. Por ello hay que arrancarla para que no pase a cuatro generaciones más. Produce deformación sanguínea. Lo que se ha cometido acá en la tierra de Argentina: muertes, violaciones, colonización, militares, es necesario que sean cortadas estas iniquidades por medio del perdón. Estos pecados deben ser perdonados para que seamos libres de toda sangre inocente derramada en esta tierra.
¿Quién pidió perdón por todas estas iniquidades? Tú, para que seas libre de esta maldición.
¿Cuántas cosas aberrantes ve Dios? Injusticias y pecados que han ensuciado la tierra. A causa de esto viene el juicio de Dios por haber dado la espalda al Señor, y la Argentina no es la excepción porque hay depravación.
La iniquidad lleva a la vanidad. Dios quiere que confíes en Él en primer lugar, porque tenemos la plena seguridad de que Dios es un Dios fuerte que te cuida y protege.
Cuando tú crees en esto sueltas la bendición, aún cuando estás enfermo porque tú eres un hijo de Dios, por más que la noche este oscura. Que no entre la duda en medio de una prueba porque tú confianza debe ser plena en Dios.
Isaías 59:1-8
La iniquidad es igual a los huevos de áspid. La Palabra de Dios es la que produce fe en nuestra mente. A veces pensamos que estamos bien con el Señor cuando le decimos: “¿Qué cosas hay de mi que no te agradan?” Porque no lo sabes, pero te das cuenta cuando otros te lo dicen, y en lugar de agradecer te enojas con esa persona.
El hecho de servir y trabajar para el Señor es lo que va a impartir Su bendición porque no es en vano trabajar para Dios. Debemos examinarnos porque la iniquidad afecta a nuestras vidas.
Afanarnos, preocuparnos es una iniquidad porque produce cautividad, es decir esclavitud.
Debemos descansar en el Señor y decirle: “Señor mi vida está en tus manos y que se haga Tú voluntad.”
Somos llamados a ir en victoria en victoria cuando nuestra vida está en Sus manos.
Debemos reconocer nuestras raíces maternas y paternas de iniquidad, es decir dónde nacieron y la causa por la que vinieron al país, porque sus pecados están en nuestra sangre, para que nuestros hijos sean una generación bendita.
Pide al Espíritu Santo que te guíe y muestre las iniquidades, aquello que se repite de generación en generación: familias enemistadas, padres golpeadores, abortos, fornicación, infidelidades, hijos que se van de la casa, enfermedades que se repiten, padres borrachos, padres brujos, padres con ira, padres que gritan, mamás chismosas; piensa en tus abuelos, abuelos que hacen diferencias con sus nietos, padres que abandonan hijos, madres sobre protectoras, tumores, huevos de áspid, mamás sometidas, padres estresados, padres pobres, padres mezquinos, padres ávaros, padres viciados con el alcohol, padres viciados con las mujeres ¿Qué de tus abuelos y bisabuelos?
Padres idólatras, padres autoritarios, padres que no han dado cariño, padres que trabajan con exceso, padres burladores, padres que han soltado palabras negativas, padres que han fracasado en sus relaciones, padres engañadores, padres que no se cansan de maldecir al prójimo, papás que apuestan riñas, carreras.
Díle al Señor: “Señor quita todo lo impuro y que quede Lo tuyo. Tú traes seguridad. Gracias te damos Padre Celestial. Tú conoces cada corazón, cada vida, por eso Tú Señor has la obra en mí en esta mañana, en eso que no puedo cambiar. Quita lo que está torcido, en el nombre de Jesús.” Y ahora comienza tú a renunciar en el nombre de Jesús.

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