domingo, 16 de agosto de 2009

El poder de la palabra que pronunciamos

16/08/09
Predicadora: Iris Juárez

La palabra que pronunciamos es muy importante. Hay dos tipos de palabras, la que se piensa y la que se dice.
Efesios 4:29
En este tiempo mi mente tiene que ser renovada. Lo que pienso es lo que digo. Las palabras son el vehículo por donde se desplaza el Espíritu Santo.
El mejor recurso que tiene el enemigo contra mi vida es la palabra que suelto, porque es lo que sale de mi alma y espíritu.
Las palabras tienen poder por lo que tienen que estar mezcladas con fe.
¿De qué manera el Señor le dio forma al mundo? Por medio de la palabra.
Génesis 1:3,6,9,11,14, 20, 26, 29
El Señor soltó la palabra y el Espíritu Santo ejecutó.
Cuando el Señor creó al hombre y a la mujer, sucedió que pecaron por medio de la palabra. Si Adán y Eva no hubieran hablado con la víbora, no habría pasado nada.
Génesis 3:1
Aquí vemos el diálogo entre Eva y el enemigo. La palabra tiene poder para crear, bendecir y destruir llevando a la muerte espiritual. Ella pecó por medio de la conversación.
Hemos afirmado que hay dos tipos de palabras, la que se piensa y la que se dice.
¿Pero qué paso con Jesús?
Juan 1:1-4
Aquí, en este pasaje, habla de Jesús. (Juan presenta a Jesús como el Verbo, es decir la palabra personal de Dios). Si hablamos de verbo es acción. El verbo es una palabra dada, es una acción.
El enemigo quiso hacer pecar a Jesús por medio de la palabra, cuando estaba en la cruz. Jesús podría haber dicho en ese instante: “estoy cansado”, “ya no aguanto más”. Se abstuvo de soltar palabra para que el enemigo no obrara.
Hebreos 1:1-2
Dios dice que nos habla a nosotros por medio del hijo, por medio de una palabra de acción. Es decir si Jesús pecaba, Dios ya no nos podría hablar. Por ello Jesús dice que lo que recibía de parte de Dios, es lo que hablaba. Así como Dios habla por medio de Jesús, yo hablo por medio de Jesús y las cosas se realizan.
Las palabras son más poderosas de lo que creemos. Lo que digo lo debo creer con fe, si antes me determino y comienzo a declarar. Puedo gobernar mi cuerpo hablando, pero antes creyendo.
Como tú hablas es como tú crees. Por ejemplo si digo: “no voy a poder”. Es lo que creo, pero Dios dice que si puedes. Como yo hablo es como yo estoy creyendo. Hablamos conforme a lo que dice Dios o a las tinieblas; y eso depende en donde yo crea. Si yo le creo a Dios, tengo que bendecir. No puedo hablar mal de una persona, si yo la amo. ¿Puedo yo hablar mal o tratar mal a alguien que yo amo? ¿En dónde Dios ha depositado Su presencia?
Como hijos de Dios, Él nos llamó a bendecir, a declarar que Dios tiene control de todo, que nos va ayudar en economía.
¿A cuántos bendecimos con nuestras vidas? Si pienso mal de mi hermano, estaré en problemas y estaré provocando que las tinieblas actúen en mi vida; porque el enemigo te odia, y aquí hay personas a tu alrededor que obran como el enemigo. Estas malas palabras abren puertas al enemigo, ya sea por medio de la mentira, engaño, infidelidad, la falta de perdón. Esto es un combustible para las tinieblas, para que actúen en ti y quieren crear dudas en ti al decirte: “¿será de Dios?”. El enemigo quiere que te enfermes.
Pero también con las palabras cerramos puertas. Hablamos por medio del hijo y tu vida será utilizada para que Dios ejecute por medio de nuestra vida.
Salmo 23:1-6
Tienes que comenzar a creer en Su palabra porque trae vida, trae bendición. Pase lo que pase tienes que pensar que Jehová es tu pastor y nada te faltará. ¿Lo crees?
El Señor restaura en medio de tu dificultad; confía en Su palabra. Dios te dice que el bien y la misericordia te seguirán.
1Pedro 3:8-12
Refrena tu lengua del mal y tu boca no hable engaño, porque Dios está con el justo y Él oye tus oraciones.
1 Corintios 2:16
Tú tienes la mente de Cristo, tenemos que hablar Su palabra, palabra de vida.
Mateo 12:34-37 
¿Cómo trata el Señor a este mundo? Como generación de víboras, porque el hombre habla de lo que hay en el corazón. Si hay mal en el corazón, pues eso hablará. Gracias al Señor que nos ayuda y nos perdona.
No des lugar al enemigo, por medio de malas palabras, porque quiere verte muerto y lejos del Señor.
Si Jesús está en tu corazón, debes soltar palabras de bendición.

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