domingo, 23 de marzo de 2008

Saber el tiempo en que vivimos

23/03/08
Predicador: Edinson Pinedo

1 Samuel 30:1-25
Estamos viviendo tiempos de definición, desde saber el por qué Dios nos puso en tal lugar y por qué tenemos familia.
Tenemos que saber los tiempos en que vivimos para no ser sosegados sino activos, para ser bendecidos por Dios. Si no sabemos el tiempo en el que vivimos, las bendiciones de Dios pasarán.
Tu tiempo no es el tiempo de Dios. Cuando Dios crea el mundo no lo crea en 6 días, sino en 6 etapas. Nosotros no podemos medir temporalmente la creación de Dios, porque Dios es eterno, es perfecto.
Dios cuando crea el sol en el 4° día (Génesis 1:14-19), determina el tiempo para el hombre para trabajar (día) y descansar (noche).
Saber en el tiempo en que vivimos. Vivimos en un milenio perfecto, en el año 7 porque determina la venida de Cristo, por eso la Iglesia crece.
Tenemos que aprender a vivir y disfrutar los momentos especiales que Dios te da.
Si no te determinas no verás los resultados de tu trabajo, ¿para qué sirve tu ayuno? ¿Cuáles son los resultados de tu oración, intercesión, profetización? Esto es lo que te demandará Dios, y no las obras sino los resultados.
Para cualquier decisión es bueno que las cosas las lleves al maestresala, porque en tu sujeción al poder de Dios está la bendición y para no ser barro. No hagas sólo las cosas. Consultá a tu maestresala para que te salgan bien las cosas. Acude a tu maestresala.
Dios nos llamo en este tiempo para que fructifiquemos, para definir mis dones. ¿Cómo estoy ejerciendo mis responsabilidades, mis dones? Tu tienes responsabilidades en el Señor. Tenemos que hacer las cosas con convicción. Tenemos que confesar bendiciones para que se haga el proyecto que Dios ha puesto en mi corazón, y empezar a trabajar en las confesiones; y vas a ver que las cosas serán diferentes.
Tenemos que confesar que nuestras familias serán transformadas y cambiadas por el poder de Cristo Jesús en este 2008.
Volviendo al capítulo 30 de 1 Samuel, David se metió en un problema desde que venció a Goliat, entrando en un conflicto por dos razones: porque duda de la palabra profética dada por Dios “que tú serás Rey de Judá”, y se apodera el miedo de él porque Saúl lo perseguía.
Este es nuestro problema. El problema es tu problema. La duda mata lo profético, lo que Dios te habló.
En Génesis 15:1 Pág. 27 dice que vas a ser lleno del Espíritu Santo
Si Dios te hablo, tú tienes que ver realizado tu sueño. Los que dudan se atemorizan ante las circunstancias. Si tú le crees a Dios, las cosas van a suceder. No dudes en la prueba porque vas a perecer.
Pero si no dudas no vas a perecer en el naufragio. Tú tienes que creer en lo que Dios te dijo y camina en ello.
La palabra de Dios es verdad.
La Biblia no se equivoca, es infalible.
La Biblia es un libro inspirando por Dios y da vida cuando tú lo lees.
La palabra de Dios me cambió la vida, cambió mi familia.
David duda de la palabra de Dios (1° razón) y en 2° lugar porque David no estaba definido en su corazón. Decídete y confiesa bendiciones: “esta noche estoy fundando mi familia en Dios”.
Tienes que saber que es lo que quieres en la vida, ¿cuál es tu dirección? ¿Sabes hacia dónde caminas? ¿Qué quieres ser en la vida?
Tienes que definirte, pregúntale a Dios.
Cuando te defines, tienes dirección.
Destino es el punto final.
Camino es el medio para llegar al destino.
Y vas a comenzar hacer las cosas sabiendo cual es tu destino, y empieza a ejercer lo que Dios ha puesto en tu corazón. Si aún no eres empresario, comienza a caminar como empresario.
Tienes que saber definir lo que quieres en tu corazón, en este tiempo. Cuando sabes en el tiempo que vives no vas a dudar de Dios.
Cristo ha resucitado para que caminemos en victoria y ha puesto el Espíritu Santo para que tengas dirección y ha venido para que tengas vida en abundancia.
Camina con la cabeza alta y mira hacia el horizonte. No seas pollo, sino águila. No seas pollo comiendo y sin levantar la cabeza.
El águila no duda y se define al agarrar la presa porque observa, avanza y no duda. El evangelio de Juan se llama águila porque definió quién estaba en la mira: Jesús.

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