09/03/08
Predicadora: Nilda López
Romanos 8
Vivir en el espíritu es dar lugar a Dios en todas las áreas de mi vida, cada día y en medio de la prueba, cultivando la presencia de Dios.
Cuando no caminamos en el Espíritu Santo hacemos cosas que lo entristecen.
¿Habrá algo imposible para nuestro Padre de poder dar lo que necesitamos? Necesitamos ser ministrados por la presencia de Dios, cayendo lo nuestro y levantándose lo del Señor por medio del Espíritu Santo.
Hemos sido llamados a ser el reflejo de Dios en nuestras vidas, obrando la presencia del Espíritu.
Nunca hay que conformarse porque hay más de Dios y la gente va anhelar la presencia de Dios porque somos testimonio eficaz con nuestra vida.
Nunca se debe condenar porque la condenación no viene de Dios. Dios me libra, me desata porque Dios no condena. No hay condenación para los que estamos en Cristo Jesús.
Por la fe andamos en el Espíritu Santo, pero no nos tenemos que conformar. Todos los días de la vida tenemos que cultivar estar en la presencia de Dios y decir Espíritu Santo háblame.
Dios nos santifica, nos aparta para que caminemos hacia Él. Somos instrumentos de Dios por donde fluye Su presencia.
1 Juan 1:9
Todo pecado es limpiado si confesamos nuestros pecados para que podamos vivir en comunión en la Iglesia.
Cuando camie en el Espíritu voy a ser de bendición para otros; y además es quién trata la naturaleza carnal para que vivamos en el Espíritu.
Debemos anhelar despertar a personas muertas, en el nombre de Jesús.
Con tu boca confiesa lo que eres. “Soy hijo de Dios, tengo a Jesús como mi Señor y mi Salvador.”
Romanos 12:1-2
Debemos presentarnos como sacrificio vivo para que Cristo se forme en mi vida.
No debemos ceder ante la seducción del enemigo.
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