domingo, 19 de octubre de 2008

La Iglesia que Dios quiere

19/10/08
Predicador: Ricardo Zavala

Génesis 24:1-22 
En este pasaje hay cinco personajes claves: Abraham, Isaac, el criado de Abraham, los camellos y Rebeca.
Abraham ya tenía hijo pero este no tenía esposa para que Dios cumpliera Su pacto. Abraham le encomienda a su criado la búsqueda de una nuera.
Abraham representa en esta historia al Dios padre.
El criado era la mano derecha de Abraham y representa al Espíritu Santo. La función del Espíritu Santo es buscar esposa para Su hijo. El Espíritu Santo responde a la autoridad de Dios.
Isaac representa al hijo de Dios padre, Jesucristo.
Dios quiere buscar una Iglesia limpia para Jesucristo.
El camello es el único animal creado para atravesar el desierto. Tiene reservas propias de agua, pero tiene una particularidad: es sucio, no se baña y además cuando se enoja protesta al amo y hasta llega a no caminar. En esta situación el amo tiene que detener la marcha y sacarse una prenda para que el camello se saque el enojo y siga avanzando. Lo que hace el camello con la prenda es olfatearla, escupirla y pisotearla.
La Iglesia es preparada y capacitada en la escuela de Dios para que aprendamos a perdonar, a depender de Dios, a vivir en oración, a humillarme delante de Dios cada día y a mirar arriba porque El que me socorra está en los Cielos. Porque Dios es espíritu.
Los camellos representan a personas y circunstancias en las que Dios trabaja todos los días para matar la carne y vivificar el espíritu.
Al salir de los desiertos Dios te aprueba y te bendice. Si Dios no te aprueba es porque no has aprendido en las manos de Dios. Estamos en camino pero tenemos que permanecer hasta el fin.
El Señor permite camellos en nuestras vidas, es decir personas para que aprendamos a soportar al difícil. El camello significa dominio propio de la lengua, y se refleja cuando el criado hace arrodillar a los camellos (vv11).
Cuando tú haces lo que Dios dice, te bendice. Aquél que es lleno del Espíritu Santo tiene dominio de su alma.
vv 12 El criado había orado y pedido señales a Dios para saber cuál era la doncella a la que Isaac tomaría por esposa. Dios es pretencioso con Su nuera, no quiere a cualquiera para Su hijo.
Al venir Rebeca al pozo para sacar agua, la postura del criado fue observarla. No le dijo si podía beber del cántaro o si le podía ayudar a cargar el cántaro al hombro. Espero a que se arrodillara, llenara el cántaro y lo cargase para recién pedir agua.
La enseñanza de que porque Rebeca fue diligente, era porque todos los días iba a buscar agua al pozo.
vv 17 Rebeca se dio prisa, tuvo buena disposición en el corazón. No le dijo al criado: “¡Que vivo!, me viste que me arrodille para sumergir el cántaro, esperaste que lo llenara, que hiciera fuerza para cargarlo al hombro para recién pedirme agua”. Si no que tuvo buen corazón.
Rebeca saco 600lts de agua para los 10 camellos del criado. Demostró disposición y esfuerzo. No fue perezosa ni dejada, ni le dio agua con desgano.
vv 20 La Biblia dice que Rebeca sacó agua corriendo y que tuvo buena voluntad porque no sólo le dio agua al criado, sino que le dijo que ella le daría de beber a todos los camellos hasta que se saciaran. Rebeca maravilla a Dios con sus actos y los hechos impactaron, e incluso al hablar.
Rebeca iba todos los días al pozo a sacar agua; ese es el secreto. Dios quiere que vayamos al pozo de la oración para que no seamos secos.
En Isaías 52 la Biblia dice que tomaba agua, que es Jesucristo. Él produce talentos para hacer una Rebeca en ti. Cada uno tiene que buscar su propia agua.
Mi actitud y proceder con Su palabra y cómo la llevo en mi vida, hace que Dios se maraville de mí. Y eso hace que Dios te de un pendiente de oro, que representa la divinidad.
La verdad de Dios duele, pero cura tus heridas cuando Le obedeces.

Hoy fue un gran día porque mi esposa Lorena me acompaño a escuchar la Palabra de Dios, luego de 7 meses desde nuestro casamiento. Además con el aliciente que para ella era el día de la madre, por lo que se animó a poner a Dios en primer lugar. 
Compartimos no sólo ese hermoso momento sino además el pan en la Santa Cena, La provisión y bendición de Dios en nuestras vidas. El Señor Jesús la ministro con Su Santo Espíritu porque ella se lo pidió. Me maravilla cada día Su hija y me enamora.
El pan representa la provisión, nuestra bendición.
El vino representa la sangre por la cual Dios nos hace Sus hijos. La sangre nos introduce en el Reino de Dios, perdonando nuestros pecados.
El Señor no quiere que tomemos la cena de manera indigna con Él ni con nuestro prójimo. Para no ser indignos frente al Señor, será necesario arreglar nuestros asuntos, estar a cuentas con Dios.
Tanto el pan como el vino es una representación, anunciando que el Señor pronto vendrá y con lo cual decimos “Señor Jesús ven pronto”.

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