domingo, 3 de agosto de 2008

Aprendamos a confiar en Dios

03/08/08
Pastor: Iris Juárez

Romanos 3:23
Cuando Adán peca, deja de ver el mundo espiritual para ver sólo el mundo natural.
Romanos dice que la paga del pecado es la muerte. Fue así que Adán se vio así mismo, de que él iba a morir. En el momento que Adán peca, Dios no puedo intervenir porque le había dado toda autoridad sobre el mundo natural.
Cuando Adán peca aparece la maldad, es decir se inicia la maldad. Pero ¿quién le abrió la puerta al enemigo? Adán. El le entregó las llaves al enemigo. Y ¿cómo se recupera todo? El plan de Dios no va dejar de cumplirse. El plan trazado para la tierra se recuperó por medio de Jesucristo hombre sin pecado.
¿Podría haber pecado Jesús? Si, pero él no pecó. Es por eso que oraba al Padre. Ni estando en la cruz el Señor peco cerrando su boca.
El gobierno que había perdido Adán, Jesús se la dio a la Iglesia para interceder, es decir para gobernar. Interceder es mediar entre dos partes.
Somos parte del ejército del Señor.
Juan 14:10
Veían a Jesús y veían al Padre. Cuando el enemigo te ve, se tiene que ir por lo que hay del Señor en ti. Es importante saber que estamos aquí con un propósito, ministerio; no por lo que haces sino por lo que eres. Somos los representantes de Dios en la tierra. Cuando el Señor da Su palabra es “si” y “amén”; y lo cumple.
Mateo 28:20
Es una promesa del Señor estar todos los días contigo. ¡Es verdad! Por lo tanto, el enemigo pone pensamientos de que Dios no te quiere.
Nosotros debemos ser llenos del Espíritu Santo. ¿Qué es ser lleno del Espíritu?
Ser lleno del Espíritu Santo es renunciar a las pequeñas zorras de la vida. No puedo enojarme fácilmente; nos defendemos cuando tenemos ya quien nos defienda, cuando me preocupo por el dinero, cuando se me enferman los hijos y empiezo a desesperarme. Eso sucede porque no confiamos en Dios y demostramos lo que hay de Él en mi vida, de cuanto dependo de Dios, de la manera de vestir, actuar, comer.
Para ser buenos intercesores hay que sacrificar esas pequeñas cosas.
Dios quiere que miremos de una manera diferente; a veces queremos ganar el mundo pero ¿cómo está mi casa? Yo tengo la autoridad, activemos el amor, digamos cosas lindas a la esposa cada día de lo que siento. Será la sanidad de tu matrimonio, y tus hijos se criarán en una atmósfera de amor, porque el amor se cultiva, no se hereda.
Cuando busquemos el amor con un mayor compromiso, entonces el Señor nos dará mayor autoridad. Ese es un intercesor. Tú has sido llamado a ser un rey, un sacerdote, un gobernante.

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