domingo, 3 de diciembre de 2006

Dios te ha llamado para ejercer sacerdocio

03/12/06
Predicador: Edinson Pinedo

Jeremías 17:5-8
Somos árboles a la orilla del río de Jesús, plantados para dar frutos en Dios.
2 Samuel 6:12-13
Dios comienza a trabajar en nosotros para trasladar Su presencia a nuestros hogares. Nosotros somos los encargados de trasladar la presencia de Dios.
Después que los filisteos devuelven el arca del pacto al pueblo de Israel, el rey David estaba gozoso.
Dios tiene Su forma para que Le adoremos y no muramos (espiritualmente) estando en el lugar incorrecto. Para adorar al Señor, primeramente hay que orar para saber cuál es nuestro don y no errar, es decir para no ser cristianos frustrados.
Todos anhelamos ver la mano de Dios, pero tenemos que hacer el bien, no a nuestra manera, sino a la manera de Dios. Tenemos que realizar el discipulado para no errar el blanco, es decir para hacer las cosas correctas.
Tenemos que transportar la presencia de Dios no a nuestra manera. No se traslada por métodos humanos, sino por medio de nuestras vidas; es por nedio de ese testimonio que los inconversos desearán la presencia de Dios, y así llegarán a los pies de Jesucristo.
El discipulado es motivar a otras vidas para que sepan escuchar a Dios, motivar a que se introduzcan en la presencia de Dios.
El discipulado es vida, porque Jesús mismo lo instituyó: “Id y haced discípulos”.
Discipulado es la disciplina para hacer personas maduras, llenos de la presencia de Dios; es aprender la disciplina del otro.
Juan 6:27
Trabajemos por nuestra comida espiritual y por la que perece. Como hijos de Dios trabajamos por la vida eterna, en donde está el Señor. Mientras no estemos comprometidos con las tareas de Dios, no tendremos la dirección (es decir la instrucción) de Dios, con el consecuente perecimiento y muerte.
Tenemos que crecer en las cuestiones del Señor (en evangelizar). Tenemos que buscar la presencia de Dios. Somos sacerdotes de Dios para ministrar la presencia misma de Dios.
2 Samuel 6:12; Ezequiel 47
Lo que dice el Señor es que no quiere que con nuestro sacerdocio llegue solo hasta los tobillos; quiere que nos sumergamos más allá de las rodillas.
La forma de tu búsqueda, es decir en la medida que te sumergas en el río de Jesús, así será la manera en que disfrutarás de la bendición. Dios quiere un pueblo santo que Le alabe.
La palabra perfección significa madurez, consolidar lo que Dios nos ha dado, es decir terminar con lo que se comenzo y no dejar las cosas (las actividades) a medias.

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